En el club Alumni celebraron la obtención del Campeonato Sudamericano Juvenil de 1972.
Algunos no se habían vuelto a ver jamás, y sin embargo la sensación que afloraba era que acaban de jugar la final y estaban compartiendo el tercer tiempo. La asistencia fue casi perfecta. El que no fue era porque ya no está entre nosotros o vive en el exterior. Después, estaban todos, incluso aquellos que viajaron desde Mendoza, Bariloche o Tucumán. Veinticinco de los treinta integrantes del primer plantel de los Pumitas de la historia se volvieron a encontrar después de medio siglo. La excusa fue la conmemoración de la obtención del Campeonato Sudamericano Juvenil de 1972. Un equipo que marcó el inicio de un seleccionado emblemático en la historia del rugby argentino, y sin dudas el más exitoso.
El miércoles 6 del corriente, 25 “chicos” de entre 66 y 68 años se juntaron en el primer piso del Club House de la Asociación Alumni para comer un asado, tomar algo de vino, reencontrarse con amigos, recordar viejas anécdotas y emocionarse. La excusa fue la celebración del 50º aniversario de la creación del primer equipo de Pumitas. El resultado superó cualquier expectativa. ”Parece que no hubiera pasado ni un día del último partido, como si el tiempo se hubiese detenido. Fue algo muy fuerte lo que vivimos”, dice Agustín Lamarca, el capitán del equipo y anfitrión del evento por ser de Alumni.
De hecho, la sensación que generaban en el espectador externo era la de un grupo que no sólo se conoce hace tiempo, sino que también se reúne periódicamente. Como los Pumas del ‘65, que todos los años conmemoran el nacimiento de la leyenda con un almuerzo en el SIC. Ellos se habían reunido por primera vez en 2002, para festejar el 30º aniversario, aunque no habían podido asistir todos como en aquella ocasión. No obstante, el vínculo que se generó en torno a aquel equipo fue tan fuerte que se mantuvo cada vez que volvieron a encontrarse jugando para sus respectivos clubes y perduró en el tiempo.
De las mil anécdotas, hay una que refleja mejor esta realidad. La cuenta el protagonista, Ángel Acevedo, pilar de San Fernando: “La final se jugó a las 11 de la mañana, por lo que habrá terminado 12.30. Del CASI me fui a mi club, ya que tenía que jugar en la primera. Me llevaron con otros compañeros en tres autos. En lugar de quedarse a festejar o ir a ver a su equipo, me fueron a ver a mí. Fue una emoción muy grande. Este sentimiento lo tiene el rugby, no está en ningún otro deporte”. El último partido de aquel primer Campeonato Sudamericano Juvenil se jugó el domingo 23 de julio de 1972. Los Pumitas vencieron 35-0 a Chile y se consagraron campeones, confirmando la supremacía argentina en la región. Aunque técnicamente no fue una final, se enfrentaban los dos equipos que llegaron invictos a la última fecha. Antes, los Pumitas habían vencido 84-3 a Paraguay en San Martín, 16-9 a Uruguay en La Plata y 144-0 a Brasil en Obras Sanitarias; terminaron con 267 tantos a favor y sólo 12 en contra.
”El partido contra Uruguay fue el más difícil. Llovió todo el día y había un viento espantoso. Fue muy duro y parejo, hasta hubo algunas piñas. Aunque el resultado fue parejo, ganamos cuatro tries a tres penales, porque en esa época el try valía tres puntos”, recuerda Gonzalo Tarasido, medio-scrum de CUBA.El rugby es el eje conductor, pero queda en un segundo plano. “Vivimos como una nube de un sueño realizado”, recuerda ‘Guchi’ Lamarca. “Éramos todos de clubes de Buenos Aires y nos conocíamos de jugar en contra todos los fines de semana, pero lo que se generó en ese equipo es algo único. Después del Mundial no volvimos a jugar juntos, pero la amistad se intensificó. Fue un acontecimiento que nos impactó. A los 18 años todos vivíamos el rugby a pleno y recibir la camiseta argentina y cantar el himno fue muy emocionante.
”Sí hay un punto en común entre los Pumas del ‘65, los que vencieron a los Junior Springboks en Johannesburgo y se ganaron el félido apodo que los identifica. El entrenador era el mismo. El mítico Ángel ‘Papuchi’ Guastella, que todavía seguía al frente del seleccionado mayor. “Fue maravilloso tenerlo como entrenador. Era muy exigente, era un sabio del rugby… un maestro”, recuerda Jesús María Silveyra, de Champagnat. “Nos dejó una impronta de lo que significaba la camiseta y jugar por tu país. Nos inculcó el amor por el rugby”. El plantel definitivo de 30 surgió de una preselección de 50 jugadores, todos de Buenos Aires. “Nos entrenamos durante dos meses dos veces por semana en GEBA, dos meses muy intensos ya que además teníamos que entrenarnos con nuestros clubes y continuar con los estudios”, refiere José Torres Zavaleta, apertura de CUBA. “Nos daban short y camiseta y las teníamos que lavar entre partido y partido. Después recibimos una invitación para jugar un torneo internacional en Europa pero no pudimos ir porque la UAR no tenía presupuesto. Fue un orgullo y una sorpresa ver que éramos los Pumitas, ni siquiera sabíamos que nos decían así. Nos bautizaron así en La Nación o en El Gráfico”.
Desde entonces, los Pumitas ganaron todos los Sudamericanos en que participaron excepto en uno (en 2019) y acumulan 27 títulos continentales. En 1987 iniciaron su participación en los Mundiales FIRA: salieron campeones, título que repitieron en otras seis oportunidades. Curiosamente, este año también se cumplen 25 años del último título mundial de la Argentina en categorías juveniles. Fue en el Mundial de 1997, disputado en Buenos Aires.”Fue una época extraordinaria. Era como si nos conociéramos de toda la vida, había una onda impresionante”, afirma Eduardo Bruchou, centro de Newman. “Tuvimos una selección que fue más allá del rugby. Jugábamos en contra y terminábamos todos abrazados. Cada uno dio lo mejor que tenía, incluso algunos fueron Pumas”. Quienes llegaron a jugar en algún seleccionado mayor, ya sea Pumas o Sudamérica XV (el disfraz que en la época se utilizaba para enfrentar a Sudáfrica) fueron Carlos Neyra, Jorge Gauweloose, Carlos Sainz Trápaga, Daniel Galvalisi y Eduardo García Terán.
La velada siguió con discursos, placas recordatorias y recuerdos para los que ya no están: Carlos Yanés, José Luis ‘Billy’ Lamas y Luis ‘Gigi’ Brignone. No faltaron las lágrimas, tampoco. “Parecemos pibes que estamos por entrar a la cancha. Casi vengo con el bolso”, bromeó Juan Mac Call. Nadie habría notado la diferencia.
Fuente: La Nación – LINK