“Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”, fueron sus palabras.
Fue izada por primera vez el 27 de febrero de 1812 a orillas del Río Paraná, durante la gesta por la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Belgrano, un soldado hasta el final
En agosto de 1816 el General Manuel Belgrano es nombrado, por segunda vez, General en Jefe del Ejército Auxiliar del Alto Perú, cargo que se efectiviza el 07 de agosto de 1816 en Las Trancas (Tucumán). La Jefatura de Belgrano al frente del ejército auxiliar del Alto Perú se extendió hasta septiembre de 1819. Fue el lapso más prolongado que Belgrano desempeño como General en Jefe de todas sus campañas, sin embargo esta vez la naturaleza de su cargo sería diferente. Debía atender el peligro en la frontera realista, y las sublevaciones internas de la Liga del Interior o de los Pueblos Libres, que mezquina e irreverentemente se levantaban contra el gobierno de las Provincias Unidas del Rio de la Plata.
Belgrano, durante este segundo comando en el Alto Perú, muy a su pesar y sin entusiasmo, debió abocarse a la tarea de sofocar revueltas y restablecer el orden y la autoridad en algunas provincias, y primordialmente en pacificar la acción insurreccional de “(…) los anarquistas del litoral (…)”, para la que las fuerzas de Buenos Aires se mostraban insuficientes.
Para cumplir con este último cometido, en febrero de 1819, el ejército auxiliar del Alto Perú emprendió la marcha, dejando una pequeña guarnición en La Ciudadela en Tucumán. Las consecuencias de la salida del ejército de Tucumán no tardaron en producirse. Enterado del inicio de la marcha, el ejército real del Perú reinicio la ofensiva, con renovado furor.
Fuente: argentina.gob